martes, 26 de octubre de 2010

En este instante

Me disolví como una gota de agua lo hace en el mar.
Sin dejar de ser, pero transformándome en un todo invisible.
Era necesario.
Son momentos. Un destello de luz cuando se abre una ventana.
A veces es suficiente con unas horas, otras veces hacen falta años.

Interrogación.
La verdad eterna no es más que la simulación de la necesidad de saber que mañana volverá.
Asumir esto es libertad. Es el sentido de la vida.
Hoy y ahora.
Sentir en este momento y desear el corazón latiendo en las manos abiertas.

Las personas me han hecho vieja y paso las páginas de mi piel de ojos brillantes, con recelo.
Amando sus huellas.
No sé cuanto tiempo sentiré con tanta fuerza la vida, un minuto, dos, tres.
Siempre.
Desconozco el resultado de mis aciertos y errores. No puedo saber si los aciertos fueron una equivocación y nadie me dirá si mi error fue un acierto.
Y aquí estoy.

He salido del océano. Ya me he secado. Pero estoy en el aire, flotando.
Esperando una nube para volver a ser agua.

Esa es la incógnita que guardo en mis bolsillos.
Mi desierto privado. Mi jardín de rosas tardías.
Resucito mecánicamente y canto a mis dioses.

Vuelta a empezar.

Sonrío, deseo, sueño
¿Qué más quiero? Más.
Hasta que se me seque la boca. Me quede sin saliva.